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Los Sudarios: Cronenberg y la IA que no te suelta

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Robinson Lalos
Editor Senior
Los Sudarios: Cronenberg y la IA que no te suelta

Análisis de 'Los Sudarios': Cronenberg combina duelo, carne y tecnología con una inquietante IA. Temas, estética, impacto y por qué te perseguirá tras verla.

Vincent Cassel y Diane Kruger en 'Los sudarios', la nueva película de David Cronenberg

¿Qué ocurre cuando uno de los cineastas más provocadores de nuestra época decide explorar el duelo a través de la tecnología? David Cronenberg, el maestro canadiense del "horror corporal" y la "nueva carne", vuelve a la pantalla grande con "Los sudarios" (The Shrouds), una película que nos sumerge en las profundidades más oscuras del amor, la pérdida y nuestra relación con la inteligencia artificial.

Un Regreso en Forma de Confesión Tecnológica

Tras una serie de películas que dejaron a muchos críticos y fans preguntándose si el director había perdido su toque, Cronenberg regresa con una obra que no solo retoma sus temas característicos, sino que los lleva a un territorio aún más personal y perturbador. "Los sudarios" es, en esencia, una confesión tecnológica sobre la imposibilidad de dejar ir a quienes amamos, una exploración de cómo la tecnología se ha convertido en nuestro nuevo lenguaje para procesar lo inexplicable.

La película, protagonizada por un magnífico Vincent Cassel como Karsh, un empresario tecnológico que inventa un sistema para monitorizar en tiempo real la descomposición de los cadáveres, nos enfrenta a preguntas incómodas pero necesarias: ¿Hasta dónde estamos dispuestos a llegar para mantenernos conectados con quienes hemos perdido? ¿Es la tecnología una herramienta para procesar el duelo o simplemente una forma de prolongar el sufrimiento?

Contexto: Una Película Personal y Autobiográfica

Para entender realmente "Los sudarios", es fundamental conocer el contexto personal en el que surgió. Cronenberg escribió el guion tras la muerte de su esposa, Carolyn Zeifman, en 2017, después de una larga batalla contra el cáncer. El director canadiense, que ha declarado que dejó de hacer cine durante varios años tras esta pérdida, encontró en esta película una forma de procesar su propio duelo.

El Doble de Cronenberg

En un movimiento de honestidad brutal, Cronenberg ha moldeado físicamente al protagonista a su imagen: Karsh tiene el mismo peinado que el director, imita su acento y comparte su profesión en la industria del entretenimiento. Vincent Cassel se convierte así en una especie de prótesis emocional para que el director pueda explorar sus propios sentimientos sin tener que enfrentar la cámara directamente. Es una operación de arte como terapia, donde las costuras no se esconden sino que se exhiben como parte del mensaje.

Esta naturaleza autobiográfica le da a la película una profundidad emocional que la distingue de otros trabajos recientes del director. Como Cronenberg ha admitido en varias entrevistas, "Los sudarios" nació de la necesidad de contar esta historia, de explorar su propia experiencia con la pérdida a través del lenguaje que mejor domina: el cine de ciencia ficción y terror corporal.

"Dejé de hacer cine después de eso durante unos años, y sentí el impulso de contar la historia. La escribí following la muerte de mi esposa después de una batalla contra el cáncer." - David Cronenberg

Argumento: Tecnología, Duelo y Obsesión

Escena de 'Los sudarios' mostrando a los protagonistas en un ambiente tecnológico y sombrío

"Los sudarios" nos presenta a Karsh (Vincent Cassel), un empresario tecnológico que ha revolucionado la industria funeraria con la creación de la "ShroudCam": sudarios equipados con cámaras que permiten observar el proceso de descomposición en tiempo real, en 360 grados y 8K. Su esposa Becca (Diane Kruger) ha muerto de cáncer, y ahora él puede verla pudrirse desde la pantalla de su teléfono.

Pero la película no se limita a esta premisa inicial. Pronto, el dispositivo de Karsh es vandalizado, lo que sugiere un posible sabotaje motivado por una conspiración internacional. Aquí es donde la trama se expande, incorporando elementos de thriller geopolítico con hackers rusos, chinos y teorías conspirativas que convierten el duelo personal en una paranoia global.

Un Triángulo Amoroso Necrofílico

Uno de los elementos más fascinantes de la película es cómo Cronenberg reconfigura las relaciones amorosas en este contexto tecnológico. Diane Kruger interpreta un triple papel: es la mujer muerta (Becca), la mujer digital (Honey, la asistente IA de Karsh que es una versión digitalizada de su esposa) y la mujer viva que se parece a la muerta (Terry, la hermana gemela de Becca). El resultado es lo que algunos críticos han llamado un "cuadrilátero necrofílico", donde el protagonista está enamorado de una mujer, de su cadáver, de su hermana y de su simulacro.

Guy Pearce interpreta a Maury, el ex marido de Terry y un especialista en ciberseguridad que desarrolla teorías sobre cómo los chinos están utilizando la tecnología funeraria para espiar a Occidente. Su personaje introduce una frase clave que define toda la película: "las conspiraciones se han vuelto eróticas". En el mundo de "Los sudarios", la paranoia produce placer, y desconfiar se ha convertido en una forma de excitación intelectual.

Temas Principales: El Duelo en la Era Digital

"Los sudarios" es una exploración fascinante de cómo el duelo ha cambiado en la era digital. Cronenberg entiende que el dolor por la pérdida de un ser querido hoy en día es inseparable de la tecnología, que el amor contemporáneo se vive a través de pantallas, y que el capitalismo convierte todo, incluso la muerte, en una aplicación.

La Pornografía del Duelo

Uno de los conceptos más perturbadores que plantea la película es lo que algunos críticos han llamado "la pornografía del duelo". Karsh no inventó las cámaras funerarias para superar el duelo, sino para prolongarlo indefinidamente, para convertir el cementerio en una pantalla donde poder seguir viendo a Becca para siempre. Es una forma de obsesión que resulta familiar en nuestra era de selfies, redes sociales y exposición constante de la intimidad.

¿No es acaso lo que hacemos muchos de nosotros con las redes sociales de los seres queridos que han fallecido? Visitamos sus perfiles, vemos sus fotos, leemos sus antiguos mensajes, como si de alguna manera pudieran seguir viviendo en esos espacios digitales. Cronenberg lleva esta tendencia a su extremo lógico y perturbador.

Teorías Conspirativas como Mecanismo de Defensa

Otro tema central es cómo las teorías conspirativas se convierten en un mecanismo de defensa ante lo inexplicable. En la película, la pena de Karsh es tan grande que necesita expandirse hasta convertirse en paranoia mundial. Como si el dolor fuera tan insoportable que solo pudiera ser procesado a través de una narrativa más grande, una conspiración global que le dé sentido a su pérdida personal.

Cronenberg sugiere que el duelo, en el fondo, es una teoría conspirativa personal: la sensación de que algo o alguien se llevó a la persona que amábamos y ahora el mundo entero está en nuestra contra. Es una idea poderosa que resuena especialmente en nuestra era de desinformación y teorías conspirativas que se propagan por internet.

"El duelo es, en el fondo, una teoría conspirativa personal: la sensación de que algo o alguien se llevó a la persona que amabas y ahora el mundo entero está en tu contra."

Estilo Visual: La Evolución de un Autor

"Los sudarios" marca una diferencia estética importante respecto a la obra anterior de Cronenberg. Si en películas como "Videodrome", "La mosca" o "Crímenes del futuro" el director canadiense exploraba las metamorfosis corporales de manera explícita y gráfica, en esta nueva película opta por un enfoque más contenido y minimalista.

Radiografía Emocional

Douglas Koch, el director de fotografía, reemplaza la carnalidad visual característica de trabajos anteriores con Peter Suschitzky por una "asepsia digital" que convierte cada plano en una radiografía emocional. Es economía visual en el mejor sentido: Cronenberg ha llegado a una edad donde ya no necesita efectos especiales para generar horror, porque el horror está en la superficie: en la soledad, en la paranoia, en la incapacidad de seguir adelante.

La banda sonora de Howard Shore, colaborador habitual de Cronenberg, acompaña con sintetizadores funerales que suenan como lamentos digitales. Por su parte, Carol Spier, la directora artística, diseña espacios que parecen preparados para la muerte: la casa de Karsh es un mausoleo de lujo, el cementerio una sala de computación, el restaurante una morgue gourmet. Todo está demasiado limpio, demasiado ordenado, como si la vida hubiera sido esterilizada para evitar el contagio de la muerte.

Este cambio estético no representa una traición a su estilo, sino una evolución natural. Cronenberg demuestra que sigue siendo el mismo explorador de los horrores de la desconexión corporal, pero ahora el horror no está en la transformación del cuerpo, sino en su ausencia. Como ha señalado algún crítico, "Los sudarios" confirma que Cronenberg nunca fue realmente un artista del horror corporal, sino un explorador de los horrores de la desconexión corporal: el horror de que el cuerpo ya no esté ahí.

Inteligencia Artificial: Promesa y Amenaza

Uno de los elementos más fascinantes de "Los sudarios" es cómo aborda la inteligencia artificial. Honey, la asistente IA de Karsh que es una versión digitalizada de su esposa muerta, representa la fantasía tecnológica del viudo llevada a su extremo más perturbador: no solo poder ver el cadáver de la esposa, sino también hablar con una versión artificial de ella.

La Visión de Cronenberg sobre la IA

Fuera de la pantalla, Cronenberg ha expresado una postura ambivalente hacia la inteligencia artificial. Durante el Festival de Cannes, donde se presentó la película, el director declaró: "¿Qué hacemos? No tengo ni idea". Reconoció estar tanto intrigado como aterrorizado por el potencial de la IA, especialmente en lo que respecta a su impacto en la industria cinematográfica.

Cronenberg predice que "toda la idea de producciones y actores se habrá ido" con el avance de la IA, lo que representa tanto una promesa como una amenaza. "¿Acogemos eso o tememos eso? Ambos, ambos", afirmó el director. Esta dualidad está presente en la película, donde la IA ofrece a Karsh una forma de mantenerse conectado con su esposa, pero al mismo tiempo lo atrapa en un ciclo de duelo interminable.

El director también ha sugerido que los guionistas serán conocidos como "prompters" en la era de la IA, simplemente proporcionando detalles y descripciones que la IA puede desarrollar fácilmente en una película completa. "Si las personas pueden escribirlo con suficiente detalle, la película aparecerá", declaró. Es una visión profética que, al mismo tiempo, resulta inquietante para quienes amamos el cine como arte humano.

"Toda la idea de producciones y actores se habrá ido. Esa es la promesa y la amenaza de la inteligencia artificial. ¿Acogemos eso o tememos eso? Ambos, ambos." - David Cronenberg

Recepción Crítica: Divisiones y Controversias

Como era de esperar en una película de Cronenberg, "Los sudarios" ha generado opiniones divididas entre la crítica. Algunos la han elogiado como una de las obras más maduras y complejas del director, mientras que otros la han encontrado aburrida o visualmente pobre.

Voces a Favor

Entre sus defensores, algunos críticos han destacado la valentía de Cronenberg para abordar temas tan personales de manera tan directa. Han elogiado la actuación de Vincent Cassel, la atmósfera inquietante que logra crear la película, y cómo el director consigue equilibrar elementos de thriller conspirativo con una profunda exploración emocional del duelo. Para muchos, "Los sudarios" representa el regreso del Cronenberg más interesante y provocador.

Críticas y Reservas

Por otro lado, algunos críticos han encontrado la película deslavazada o confusa, especialmente en su transición de una historia personal de duelo a un thriller de conspiración internacional. Han señalado que la trama de espionaje no se integra completamente con la exploración emocional, resultando en una experiencia fragmentada. Otros han criticado lo que consideran una pobreza visual, especialmente en comparación con trabajos anteriores del director.

Estas divisiones no son nuevas en la filmografía de Cronenberg, cuyas películas a menudo generan reacciones extremas. Desde sus primeros trabajos como "Shivers" o "The Brood", hasta sus películas más aclamadas como "Videodrome" o "Crash", el director canadiense siempre ha provocado respuestas intensas y encontradas. En este sentido, "Los sudarios" continúa esa tradición de no dejar a nadie indiferente.

"Los sudarios" en Imágenes

Para comprender mejor la atmósfera y el estilo de "Los sudarios", te invitamos a ver el tráiler oficial de la película:

Conclusión: Cronenberg y la Persistencia de los Vínculos

"Los sudarios" es, en el fondo, una historia de amor sobre la imposibilidad de dejar ir a los muertos. Karsh no inventó las cámaras funerarias para superar el duelo sino para prolongarlo indefinidamente, para convertir el cementerio en una pantalla donde poder seguir viendo a Becca para siempre. La película se sostiene en esta tensión entre lo íntimo y lo espectacular, entre el duelo personal y la paranoia global, entre la necesidad de seguir adelante y la imposibilidad de soltar el pasado.

La Muerte en Alta Definición

Con "Los sudarios", David Cronenberg demuestra que sigue siendo uno de los cineastas más valientes y personales del panorama actual. La película confirma que el director nunca fue simplemente un artista del horror corporal, sino un explorador de los horrores de la desconexión corporal: el horror de que el cuerpo ya no esté ahí. En definitiva, ha creado una historia de amor sobre la persistencia de los vínculos emocionales más allá de la muerte física.

Como dice el final del artículo que inspiró este análisis: "La muerte está disponible en alta definición, pero seguimos mirando con los ojos cerrados." Tal vez ese sea el gran logro de Cronenberg con esta película: obligarnos a abrir los ojos y confrontar nuestra relación con la muerte, la tecnología y los vínculos que persisten más allá de la pérdida.

¿Qué nos dice "Los sudarios" sobre nuestra relación con la tecnología y el duelo en el siglo XXI? Quizás que, para bien o para mal, hemos transformado la muerte en otro contenido digital que podemos consumir, pero que no nos ayuda realmente a procesar la pérdida. O tal vez que, en nuestra obsesión por documentarlo todo, incluso la descomposición de nuestros seres queridos, hemos perdido la capacidad de aceptar lo inevitable.

En cualquier caso, "Los sudarios" es una película que nos deja con más preguntas que respuestas, lo que suele ser señal de un gran cine. Cronenberg, a sus 82 años, demuestra que sigue siendo un autor inquieto, provocador y esencial, capaz de crear una obra que es a la vez profundamente personal y universalmente relevante. ¿Habrá encontrado finalmente la paz a través de esta exploración cinematográfica de su duelo? O, como sugiere la propia película, ¿seguirá atrapado en un ciclo de observación tecnológica de la pérdida? Solo el tiempo y su próxima película podrán responder a estas preguntas.

"Las historias de duelo no tienen final feliz ni final triste: simplemente no tienen final. Los muertos siguen muertos, los vivos siguen vivos, y entre los dos queda esta zona gris donde la tecnología promete soluciones que no puede cumplir."

Publicado el 24/9/2025

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