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Nuestro planeta bajo alerta: asteroides en vigilancia

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Robinson Lalos
Editor Senior
Nuestro planeta bajo alerta: asteroides en vigilancia

En agosto de 2025, mientras la mayoría de nosotros seguíamos con nuestras vidas cotidianas, un gigante silencioso de más de 200 metros de diámetro pasaba a menos de 2 millones de kilómetros de la Tierra. Conocido como 1997 QK1, este asteroide del tamaño de dos campos de fútbol americano no representaba una amenaza inmediata, pero su cercanía recordó a la comunidad científica y al público en general una verdad incómoda: nuestro planeta navega por un océano cósmico lleno de objetos que, bajo ciertas circunstancias, podrían cambiar drásticamente el curso de la vida en la Tierra.

Representación de un asteroide cercano a la Tierra con el sol brillando en el fondo

El 1997 QK1 no había estado tan cerca de nuestro planeta en más de 350 años, y no volverá a acercarse hasta 2039, cuando pasará a aproximadamente 1.5 millones de kilómetros de distancia. Afortunadamente, esta roca espacial está clasificada como "potencialmente peligrosa" pero no representa un peligro real para la Tierra en el futuro previsible. Sin embargo, su reciente visita proporcionó a los astrónomos una oportunidad invaluable para estudiar su tamaño, rotación, superficie y forma mediante imágenes de radar tomadas por el Goldstone Solar System Radar de la Deep Space Network de la NASA.

Un recordatorio de nuestra vulnerabilidad

El paso del 1997 QK1 es solo uno de los muchos encuentros cercanos que experimentamos regularmente. La Tierra es bombardeada constantemente por partículas de polvo y rocas pequeñas, la mayoría de las cuales se queman en nuestra atmósfera creando las estrellas fugaces que disfrutamos en noches despejadas. Pero cuando estos objetos son más grandes, la historia cambia drásticamente. El evento de Cheliábinsk en 2013, cuando un meteorito de apenas 18 metros explotó sobre Rusia, injuring a más de 1,600 personas y dañando miles de edificios, es un recordatorio contundente de que incluso objetos relativamente pequeños pueden causar estragos significativos.

Este artículo explora el fascinante mundo de los asteroides potencialmente peligrosos, los sistemas que hemos desarrollado para monitorearlos y las tecnologías como la misión DART de la NASA que representan nuestra primera línea de defensa contra una amenaza que, aunque remota, podría tener consecuencias catastróficas para la vida en nuestro planeta.

¿Qué son los asteroides potencialmente peligrosos?

Imagen de un asteroide de forma irregular con una superficie granulada

Cuando hablamos de asteroides potencialmente peligrosos, no nos referimos a cualquier roca espacial que pase cerca de nuestro planeta. La NASA y otras agencias espaciales tienen criterios muy específicos para clasificar estos objetos. Según la definición oficial, un asteroide se considera "potencialmente peligroso" (PHA, por sus siglas en inglés) cuando cumple dos condiciones: tiene más de 150 metros de diámetro y puede acercarse a menos de 0.05 unidades astronómicas (UA) de la Tierra.

Para poner esto en perspectiva, 0.05 UA equivale aproximadamente a 7.5 millones de kilómetros, unas 20 veces la distancia entre la Tierra y la Luna. Aunque pueda parecer una distancia enorme, en términos cósmicos es prácticamente una distancia de "rozamiento".

El tamaño mínimo de 150 metros no es arbitrario. Los asteroides de esta magnitud tienen el potencial de causar daños regionales significativos si impactaran contra nuestro planeta. Un objeto de este tamaño liberaría una energía equivalente a cientos de megatones, suficiente para destruir una ciudad entera o causar un tsunami devastador si impactara en el océano.

El origen de los visitantes cósmicos

La mayoría de los asteroides potencialmente peligrosos provienen del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, pero algunas influencias gravitacionales, principalmente del planeta gigante, pueden alterar sus órbitas y enviarlos hacia el interior del sistema solar. Otros pueden ser cometas extintos que han perdido sus materiales volátiles después de numerosos pasajes cerca del Sol. En cualquier caso, estos objetos son remanentes de la formación del sistema solar hace más de 4.6 mil millones de años, lo que los convierte en verdaderos fósiles cósmicos que pueden ayudarnos a entender nuestro origen.

Actualmente, los astrónomos han identificado alrededor de 2,300 asteroides potencialmente peligrosos, y se estima que existen varios miles más aún por descubrir. Estos objetos constituyen aproximadamente el 20% de todos los asteroides cercanos a la Tierra (NEAs, por sus siglas en inglés). El mayor de estos cuerpos es Toutatis, un asteroide de unos 4.5 kilómetros de diámetro que pasó cerca de la Tierra en 2004 y volverá a acercarse en 2069.

"Los asteroides potencialmente peligrosos son como los tiburones del océano cósmico: la mayoría de las veces no sabemos que están ahí hasta que pasan cerca, y aunque la probabilidad de un ataque es baja, las consecuencias podrían ser catastróficas." - Anónimo

Clasificando el riesgo: Las escalas de Turín y Palermo

Para clasificar la peligrosidad de los asteroides y comunicar el riesgo al público, los científicos han desarrollado dos escalas principales: la Escala de Turín y la Escala de Palermo. Ambas son herramientas fundamentales para que los astrónomos puedan evaluar y comunicar el nivel de amenaza que representa un asteroide o cometa.

La Escala de Turín: Comunicando el riesgo al público

La Escala de Turín, adoptada por la Unión Astronómica Internacional en 1999, va de 0 a 10 y utiliza colores asociados para facilitar la comunicación del riesgo al público general. Fue diseñada para ser fácil de entender para personas sin conocimientos técnicos de astronomía.

Niveles 0-1 (Blanco/Verde): Probabilidad de colisión cero o muy baja. La mayoría de los asteroides conocidos se encuentran en esta categoría.

Niveles 2-3 (Amarillo): Probabilidad baja de colisión que merece atención por parte de los astrónomos.

Niveles 4-7 (Naranja): Probabilidad creciente de colisión capaz de causar daños regionales o globales.

Niveles 8-10 (Rojo): Colisión segura que causaría devastación local, regional o global. Afortunadamente, ningún objeto conocido actualmente se encuentra en esta categoría.

La Escala de Palermo: Precisión técnica para científicos

La Escala de Palermo es más técnica y se utiliza principalmente por los científicos. Prioriza el riesgo de los objetos cercanos a la Tierra en función de la fecha potencial de impacto, la energía que chocaría contra el planeta y la probabilidad de impacto. Los valores inferiores a -2 reflejan sucesos sin consecuencias probables, los comprendidos entre -2 y 0 indican situaciones que justifican una vigilancia cuidadosa, y los valores positivos suelen indicar situaciones que justifican cierto nivel de preocupación.

Imagen mostrando múltiples asteroides cercanos con sus nombres y dimensiones

Es importante destacar que todos los asteroides conocidos actualmente tienen un nivel de peligrosidad cero según la Escala de Turín. Esto no significa que no exista riesgo alguno, sino que los objetos conocidos no representan una amenaza inmediata. Sin embargo, la situación puede cambiar a medida que descubrimos nuevos asteroides o refinamos nuestras observaciones de los ya conocidos.

Vigilancia constante: El monitoreo de asteroides de la NASA

Imagen de un asteroide cercano a la Tierra con una superficie rocosa

La NASA y otras agencias espaciales internacionales mantienen una vigilancia constante sobre los asteroides que podrían representar una amenaza para la Tierra. Este esfuerzo coordinado, conocido como el Programa de Defensa Planetaria, utiliza una red global de telescopios terrestres y espaciales para detectar, rastrear y caracterizar objetos cercanos a la Tierra.

El Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS)

El corazón del programa de monitoreo de la NASA es el Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra (CNEOS, por sus siglas en inglés), ubicado en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) en California. Este centro calcula con alta precisión las órbitas de asteroides y cometas detectados por observatorios de todo el mundo, determinando si alguno podría representar una amenaza para nuestro planeta. El CNEOS también mantiene la "Sentry Risk Table", una lista de objetos con probabilidades de impacto no despreciables.

Detección: La NASA financia varios estudios de detección de asteroides, incluyendo el Catalina Sky Survey en Arizona, el Pan-STARRS en Hawái y el Lincoln Near-Earth Asteroid Research (LINEAR) en Nuevo México. Estos programas utilizan telescopios automatizados que escanean el cielo nocturno en busca de objetos que se mueven en relación con las estrellas de fondo.

Seguimiento: Una vez detectado un objeto cercano a la Tierra, los astrónomos realizan observaciones de seguimiento para determinar su órbita con precisión. Esto es crucial, ya que pequeñas incertidumbres en las órbitas iniciales pueden llevar a grandes diferencias en las predicciones a largo plazo.

Caracterización: Para evaluar adecuadamente el riesgo, los científicos necesitan conocer no solo la órbita de un asteroide, sino también su tamaño, forma, composición y estructura. Esta información se obtiene mediante observaciones de radar, como las realizadas con el sistema Goldstone Solar System Radar que permitió estudiar el asteroide 1997 QK1.

Cooperación internacional: Spaceguard Survey

La NASA no trabaja sola en esta tarea. El Spaceguard Survey es el nombre genérico de diversos programas internacionales dedicados a la detección y catalogación de objetos próximos a la Tierra. España colabora con el programa Spaceguard Spain, cuyo máximo exponente es el Observatorio astronómico de La Sagra en Granada. A pesar de los esfuerzos, los recursos asignados a estos programas son limitados, y se estima que solo hemos descubierto aproximadamente la mitad de los objetos con diámetro superior a 1 kilómetro.

Lindley Johnson, ex oficial de defensa planetaria de la NASA, resumió la situación en 2022: "Un impacto de asteroide es un evento extremadamente raro. Quizás una vez por siglo es que tenemos un asteroide que realmente nos preocuparía y querríamos desviar". Esta rareza estadística es tanto una bendición como una maldición: por un lado, significa que la probabilidad de un impacto catastrófico en nuestras vidas es muy baja; por otro, dificulta la asignación de recursos para la vigilancia y la investigación de tecnologías de defensa.

Asteroides notables: Apofis y otros visitantes cercanos

Representación de la Tierra y un asteroide en el espacio

Entre los miles de asteroides potencialmente peligrosos conocidos, algunos han capturado la atención de los científicos y del público por sus características particulares o por su cercanía a la Tierra. Estos objetos no solo representan desafíos científicos, sino también oportunidades para estudiar la naturaleza de estos visitantes cósmicos y mejorar nuestras capacidades de defensa planetaria.

Apofis: El "asesino de planetas" que no lo era

Sin duda, el asteroide más famoso de los últimos años es Apofis, descubierto en 2004. Con dimensiones entre 250 y 400 metros, este objeto causó preocupación cuando las primeras observaciones indicaron una probabilidad relativamente alta de colisión (alrededor del 2.7%) en el año 2029. Entre 2004 y 2006, Apofis alcanzó el nivel 4 en la Escala de Turín, el más alto jamás asignado a un objeto. Sin embargo, observaciones posteriores refinaron su órbita y descartaron cualquier riesgo de impacto en 2029. Actualmente, la probabilidad de impacto para 2068 es de apenas 6.7 en un millón (1 en 150,000).

2023 DW: El visitante del día de San Valentín - Descubierto en febrero de 2023, este asteroide de unos 50 metros de diámetro (aproximadamente el tamaño de una piscina olímpica) podría pasar cerca de la Tierra el 14 de febrero de 2046. Aunque inicialmente causó cierta alarma, la probabilidad de impacto es baja: 1 entre 560 según la NASA (0.18%) y 1 entre 607 según la ESA. En la escala de Torino, se clasifica en el nivel 1, lo que indica un paso cercano pero sin peligro inusual.

7482 (1994 PC1): El gigante rápido - Avistado por primera vez en 1974, este asteroide mide poco más de un kilómetro de largo y viaja a una velocidad vertiginosa de 76,192 km/h. Pasó a menos de 2 millones de kilómetros de la Tierra en enero de 2022 y no volverá a acercarse al menos hasta 2105. Su tamaño y velocidad lo convierten en uno de los objetos potencialmente más peligrosos conocidos, aunque su órbita actual no representa una amenaza inmediata.

2022 AE1: El falso alarmante - Cuando fue descubierto en enero de 2022, este asteroide de 70 metros de diámetro recibió la calificación más alta en la escala de Palermo en más de una década, alcanzando -0.66. Su tamaño es cercano al que causó el evento de Tunguska en 1908, el mayor impacto de un asteroide registrado en la Tierra, que liberó energía suficiente para matar animales y derribar miles de árboles en un área de 2,150 kilómetros cuadrados. Sin embargo, observaciones posteriores redujeron drásticamente la probabilidad de impacto, y la ESA finalmente lo retiró de su Lista de Riesgo.

Lecciones del pasado: Impactos que cambiaron la historia

Aunque ningún asteroide conocido actualmente representa una amenaza inmediata, la historia nos muestra que los impactos son una realidad. El evento de Cheliábinsk en 2013, con una potencia explosiva estimada de 500 kilotones, es solo el más reciente en una serie de impactos significativos. El bólido de Tunguska en 1908 liberó entre 10 y 15 megatones, y el evento del Mediterráneo Oriental en 2002 tuvo una potencia de 26 kilotones. Estos eventos nos recuerdan que la vigilancia y la preparación son fundamentales para proteger nuestro planeta.

DART: La primera línea de defensa planetaria

Simulación de la misión DART de NASA impactando un asteroide

En septiembre de 2022, la NASA logró un hito histórico en la defensa planetaria: por primera vez en la historia, la humanidad logró alterar deliberadamente el movimiento de un objeto celestial. La misión DART (Double Asteroid Redirection Test o Prueba de Redirección de Asteroides Dobles) demostró que es posible desviar un asteroide utilizando una técnica conocida como "impacto cinético".

El experimento que cambió el curso de un asteroide

DART fue una nave espacial del tamaño de un coche pequeño que viajó millones de kilómetros antes de impactar deliberadamente contra Dimorphos, un pequeño asteroide de 160 metros de diámetro que orbita alrededor de uno más grande llamado Didymos. El objetivo no era destruir el asteroide, sino alterar ligeramente su órbita. Ni Dimorphos ni Didymos representaban ningún peligro para la Tierra; fueron elegidos simplemente como un laboratorio cósmico ideal para esta prueba.

Resultados extraordinarios: Antes del impacto, Dimorphos tardaba 11 horas y 55 minutos en completar una órbita alrededor de Didymos. Después de la colisión, los astrónomos confirmaron que el tiempo de órbita se había reducido en 32 minutos, a 11 horas y 23 minutos. La NASA había definido un cambio mínimo exitoso como 73 segundos, por lo que DART superó este punto de referencia en más de 25 veces.

El efecto de la eyección: Una de las sorpresas de la misión fue el importante papel que jugaron los escombros eyectados durante el impacto. El retroceso producido por esta explosión de rocas y polvo mejoró sustancialmente el empuje de DART contra Dimorphos, similar a cómo un chorro de aire que sale de un globo envía el globo en la dirección opuesta. Este efecto fue mucho mayor de lo esperado y contribuyó significativamente al cambio en la órbita.

Diagrama que muestra el impacto de la misión DART contra el asteroide Dimorphos

Más allá del impacto: Lecciones aprendidas

"Todos nosotros tenemos la responsabilidad de proteger nuestro planeta de origen. Al fin y al cabo, es el único que tenemos", dijo Bill Nelson, administrador de la NASA, tras el éxito de la misión. DART no solo demostró que la tecnología de impacto cinético funciona, sino que también proporcionó datos valiosos sobre las propiedades físicas de los asteroides y cómo responden a los impactos. Esta información será fundamental para diseñar futuras misiones de defensa planetaria.

"Esta misión muestra que la NASA se está intentando preparar para cualquier cosa que el universo nos depare. En la NASA hemos demostrado que nos tomamos en serio nuestro papel como defensores del planeta. Este es un momento decisivo para la defensa planetaria y para toda la humanidad." - Bill Nelson, Administrador de la NASA

El futuro de la defensa planetaria

Comparación de tamaño entre la nave espacial DART y diferentes objetos

El éxito de la misión DART marca el comienzo de una nueva era en la defensa planetaria, pero es solo el primer paso. Los científicos e ingenieros de todo el mundo ya están trabajando en nuevas tecnologías y estrategias para proteger nuestro planeta de posibles impactos de asteroides. El factor más importante en cualquier escenario de defensa planetaria es el tiempo: cuanto antes se detecte una amenaza, más opciones tendremos para enfrentarla.

Tecnologías emergentes en defensa planetaria

Además del impacto cinético demostrado por DART, los científicos están explorando otras técnicas para desviar asteroides. Una de las más prometedoras es el "tractor de gravedad", que consiste en colocar una nave espacial cerca de un asteroide para que la atracción gravitatoria mutua, aunque pequeña, altere gradualmente su trayectoria. Otra opción es el uso de explosivos nucleares, no para destruir el asteroide, sino para detonar cerca de su superficie y cambiar su rumbo mediante el empuje de la explosión.

Proyecto Hera de la ESA: La Agencia Espacial Europea tiene planeado lanzar la misión Hera en 2024 para estudiar detalladamente los resultados del impacto de DART. Esta misión, que llegará al sistema Didymos-Dimorphos en 2026, proporcionará información crucial sobre el cráter dejado por la colisión y permitirá mediciones precisas de la masa de Dimorphos, datos que son fundamentales para comprender completamente los efectos del impacto.

Velas solares y efecto Yarkovsky: Para asteroides más pequeños o con más tiempo de anticipación, se han propuesto soluciones más sutiles, como instalar velas solares que utilicen la presión de la radiación solar para cambiar gradualmente la órbita del objeto. Otra opción es modificar el albedo del asteroide (su capacidad para reflejar la luz) aplicando pintura blanca u oscura en partes de su superficie, lo que alteraría la forma en que absorbe y emite radiación térmica, cambiando su órbita a través del efecto Yarkovsky.

Cooperación internacional: Clave para la defensa planetaria

La defensa planetaria es un esfuerzo global que requiere la cooperación de todas las naciones. La Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria de la NASA trabaja en estrecha colaboración con agencias espaciales de todo el mundo, incluyendo la ESA, la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos) y la Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón (JAXA). Juntos, están desarrollando un sistema global de alerta temprana y protocolos de respuesta coordinados para hacer frente a cualquier amenaza potencial.

A pesar de los avances, los expertos advierten que aún queda mucho por hacer. Se estima que hemos descubierto solo alrededor del 40% de los asteroides potencialmente peligrosos de más de 140 metros, y menos del 1% de los objetos más pequeños pero aún capaces de causar daños significativos. La mejora de los sistemas de detección, el desarrollo de nuevas tecnologías de desviación y la concienciación pública sobre esta amenaza son prioridades para la comunidad científica internacional.

Conclusión: Preparados para lo inesperado

Meteorito brillante atravesando el espacio oscuro

El paso del asteroide 1997 QK1 en agosto de 2025, al igual que el de muchos otros asteroides potencialmente peligrosos, nos recordó que vivimos en un universo dinámico y a veces impredecible. Aunque la probabilidad de un impacto catastrófico en nuestras vidas es extremadamente baja, las consecuencias de tal evento serían tan devastadoras que no podemos permitirnos ignorar esta amenaza.

Un equilibrio entre precaución y pánico

La defensa planetaria representa un delicado equilibrio entre la precaución necesaria y el pánico innecesario. Por un lado, debemos invertir en la detección y caracterización de asteroides, desarrollar tecnologías de desviación y establecer protocolos de respuesta internacional. Por otro lado, debemos evitar la sensacionalización y el alarmismo que a menudo acompañan a los informes sobre "asteroides peligrosos" que, en la mayoría de los casos, representan riesgos mínimos o nulos.

El éxito de la misión DART nos ha dado una herramienta poderosa y, lo que es más importante, la confianza de que podemos proteger nuestro planeta si fuera necesario. Pero esta tecnología es solo una parte de la solución. La detección temprana sigue siendo nuestro mejor escudo, y para eso necesitamos continuar invirtiendo en telescopios y sistemas de monitoreo, así como en la formación de científicos e ingenieros especializados en defensa planetaria.

Una responsabilidad compartida

La defensa planetaria no es solo una tarea para los científicos y las agencias espaciales; es una responsabilidad compartida de toda la humanidad. La concienciación pública, el apoyo a la investigación científica y la cooperación internacional son fundamentales para garantizar que estemos preparados para hacer frente a cualquier amenaza que pueda venir del espacio.

"Las vibraciones de este modelo son realmente buenas, y creo que la gente realmente lo sentirá. Especialmente las personas promedio que no han estado pasando su tiempo pensando en modelos." - Nick Turley, jefe de ChatGPT

En última instancia, la historia de la defensa planetaria es una historia de esperanza y resiliencia. Es el testimonio de nuestra capacidad como especie para identificar amenazas, desarrollar soluciones y trabajar juntos para proteger nuestro hogar común. Mientras continuamos explorando el cosmos y expandiendo nuestra presencia en el espacio, no debemos olvidar que, al final, la Tierra es el único hogar que tenemos, y protegerla es una de nuestras más grandes responsabilidades.

La próxima vez que veas una estrella fugaz cruzando el cielo nocturno, recuerda que es solo un pequeño recordatorio del universo dinámico en el que vivimos. Y mientras disfrutas de ese breve destello de luz, ten la tranquilidad de que, en algún lugar, equipos de científicos e ingenieros están trabajando silenciosamente para mantener nuestro planeta seguro.

Publicado el 6/9/2025

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