TIEMPO DE LECTURA: 17 min

La ciencia revela cómo tus genes eligen a quién amar

Foto de Robinson Lalos
Robinson Lalos
Editor Senior
La ciencia revela cómo tus genes eligen a quién amar

¿Alguna vez has observado a una pareja y pensado que podrían ser hermanos? Este fenómeno, tan común que incluso se ha convertido en un juego popular en redes sociales con hashtags como #SiblingsOrDating, tiene una base científica más profunda de lo que imaginamos. Más allá de la simple coincidencia o la influencia cultural, la ciencia está descubriendo que nuestra tendencia a elegir parejas que se parecen a nosotros podría estar escrita en nuestros genes.

Pareja sonriente en la playa, mostrando similitudes físicas

Durante décadas, los científicos han intentado explicar por qué las personas tienden a formar parejas con individuos que comparten rasgos físicos, características de personalidad o incluso niveles socioeconómicos similares. Las explicaciones tradicionales se centraban en factores sociales y psicológicos: la comodidad con lo familiar, la presión cultural o la búsqueda de alguien con valores semejantes. Sin embargo, un reciente estudio está revelando que la respuesta podría estar mucho más profundamente arraigada en nuestra biología.

¿Los iguales realmente se atraen?

El viejo dicho "los opuestos se atraen" podría ser más un mito que una realidad. Numerosos estudios han demostrado consistentemente que, en términos generales, las personas tendemos a elegir parejas que son similares a nosotros en múltiples dimensiones: altura, peso, nivel educativo, inteligencia, valores e incluso rasgos de personalidad. Este fenómeno, conocido en la literatura científica como "apareamiento selectivo" o "assortative mating", no es exclusivo de los seres humanos, sino que se observa en numerosas especies animales, desde peces hasta aves.

Lo que hace fascinante este nuevo enfoque científico es que propone un mecanismo genético simple pero poderoso que podría explicar por qué, sin necesidad de planificación consciente, terminamos eligiendo parejas que se parecen a nosotros. Este descubrimiento no solo arroja luz sobre uno de los aspectos más fundamentales del comportamiento humano, sino que también tiene implicaciones profundas para nuestra comprensión de la evolución, la genética de poblaciones e incluso la diversidad humana.

El estudio revolucionario: Harper y Zietsch

Representación de la estructura de ADN relacionada con la atracción entre parejas

En 2025, las psicólogas evolutivas Kaitlyn Harper y Brendan Zietsch, de la Universidad de Queensland (Australia), publicaron en la revista Psychological Science un estudio que está cambiando nuestra comprensión de la elección de pareja. Su investigación propone una explicación elegante y sorprendentemente simple para el fenómeno del apareamiento selectivo: la clave podría estar en la herencia genética de rasgos y preferencias.

Una hipótesis reveladora

"Las piezas estaban allí, pero no se habían conectado de esta manera antes", comentó Harper sobre su descubrimiento. La hipótesis central de su trabajo es que cuando una persona hereda un rasgo físico o de personalidad de uno de sus progenitores, puede heredar simultáneamente del otro progenitor la preferencia por ese mismo rasgo. Por ejemplo, alguien alto no solo lo es por genética (heredada de, digamos, su padre), sino que también tiende a sentirse atraído por personas altas (preferencia heredada de su madre).

Para probar esta hipótesis, las investigadoras recurrieron a un método innovador: modelos de simulación por computadora. Crearon poblaciones ficticias con individuos que tenían tanto rasgos heredados como preferencias heredadas por ciertos rasgos. Luego, observaron estas poblaciones durante 100 generaciones virtuales, donde los individuos elegían pareja siguiendo esas preferencias.

Resultados sorprendentes: Sin introducir factores culturales ni sociales, el sistema generó automáticamente un patrón de apareamiento selectivo. Las simulaciones mostraron que el apareamiento selectivo surgía naturalmente cuando las preferencias y los rasgos se heredaban juntos, sin necesidad de suposiciones o procesos adicionales.

Robustez del modelo: Incluso cuando los investigadores añadieron condiciones más realistas, como la presión de selección en el número de hijos, las correlaciones entre rasgos y preferencias seguían apareciendo, aunque con menor estabilidad. Esto sugiere que el mecanismo es fundamental y no depende de condiciones específicas.

"El modelado basado en agentes nos ayudó a conectar los puntos: al simular poblaciones, pudimos ver que el apareamiento selectivo surgió naturalmente sin la necesidad de suposiciones o procesos adicionales." - Kaitlyn Harper, Universidad de Queensland

El mecanismo genético detrás de la atracción

Pareja mostrando similitudes físicas y sonriendo

El mecanismo propuesto por Harper y Zietsch es sorprendentemente simple pero poderoso. Para entenderlo mejor, consideremos cómo funciona la herencia genética. Cada persona hereda aproximadamente la mitad de sus genes de su madre y la otra mitad de su padre. Estos genes determinan una amplia gama de características, desde la altura y el color de ojos hasta rasgos de personalidad como la extroversión o el nivel de ansiedad.

El doble legado genético

La novedad del estudio radica en proponer que no solo heredamos los rasgos físicos y de personalidad, sino también las preferencias por esos mismos rasgos. Por ejemplo, si una persona hereda la altura de su padre, podría heredar simultáneamente de su madre la preferencia por personas altas. Este doble legado genético crearía una predisposición natural a sentirse atraído por personas que comparten nuestras características.

Este mecanismo explicaría por qué, de forma inconsciente y sin planificación, las personas tienden a elegir parejas que se parecen a ellas mismas. No se trata de una elección consciente o de una preferencia cultural, sino de una tendencia biológica profundamente arraigada que opera a nivel genético.

Rasgos físicos: El estudio utiliza ejemplos como la altura para ilustrar su mecanismo. Si una persona es alta debido a genes heredados de su padre, y simultáneamente ha heredado de su madre una preferencia por personas altas, es más probable que se sienta atraída por personas que comparten esa característica.

Personalidad y comportamiento: El mecanismo no se limita a rasgos físicos. También puede aplicarse a características de personalidad o comportamiento. Si alguien hereda de un progenitor la extroversión y del otro la preferencia por personas extrovertidas, será más probable que termine con alguien con esa característica.

Más allá de los humanos

Lo más llamativo de este trabajo es su generalidad. El mecanismo propuesto es tan fundamental que podría aplicarse no solo a los humanos, sino también a otras especies animales. "Debido a que el mecanismo es tan general, también puede aplicarse al apareamiento selectivo en animales, donde muchas de las explicaciones propuestas para los humanos no tendrían sentido", señaló Harper. Esto explicaría por qué en peces, aves y otros animales se observa la tendencia a elegir compañeros con características similares.

La paradoja inmunológica: cuando lo diferente atrae

Dos mujeres con rasgos similares sonriendo

Aunque el estudio de Harper y Zietsch explica por qué nos atraen personas genéticamente similares en términos de rasgos físicos y de personalidad, existe una paradoja fascinante en el ámbito de la genética: en lo que respecta al sistema inmunológico, parece que nos atraen personas genéticamente diferentes.

El complejo mayor de histocompatibilidad (MHC)

El sistema inmunológico humano está regulado en gran parte por un conjunto de genes conocido como complejo mayor de histocompatibilidad (MHC), también llamado antígeno leucocitario humano (HLA). Estos genes son cruciales para que nuestro cuerpo pueda diferenciar entre sus propias células y agentes extraños como virus o bacterias.

Varios estudios han demostrado que las personas tienden a sentirse atraídas por parejas con un MHC muy diferente al suyo. Un estudio publicado en la prestigiosa revista Nature encontró que cuanto mayor era la diferencia entre los antígenos leucocitarios de las parejas, mayor era el deseo y la satisfacción sexual reportada.

Ventajas evolutivas: La razón de esta aparente contradicción tiene que ver con la supervivencia de la especie. Las parejas con un MHC distinto incrementan la posibilidad de que su descendencia tenga resistencia a un número mayor de enfermedades. La mezcla de genes que se produce en los hijos toma elementos del sistema inmunológico del padre y de la madre, creando un sistema de defensa más robusto y versátil.

Señales olfativas: ¿Cómo detectamos estas diferencias genéticas? La evidencia sugiere que lo hacemos a través del olfato. Aunque aún se discute cómo exactamente el MHC define el olor corporal, está probado que ciertos componentes del mismo se encuentran en fluidos como sudor y saliva. Las neuronas olfativas identifican el antígeno leucocitario humano aunque no seamos conscientes de ello.

"Los peces, aves y mamíferos prefieren compañeros con un código genético distinto al suyo, el cual determinan usando señales olfativas. El HLA se relaciona con nuestra sexualidad y con nuestro deseo de procrear." - Estudio publicado en Nature

Dos fuerzas genéticas complementarias

Estas dos perspectivas no son contradictorias, sino complementarias. Por un lado, tendemos a elegir parejas que se parecen a nosotros en rasgos físicos y de personalidad (el mecanismo propuesto por Harper y Zietsch). Por otro lado, en lo que respecta al sistema inmunológico, tendemos a elegir parejas genéticamente diferentes. Estas dos fuerzas genéticas trabajan juntas para garantizar tanto la compatibilidad como la diversidad genética en la descendencia.

Más allá de los genes: perspectivas psicológicas

Pareja junto al agua mostrando conexión emocional

Aunque la genética ofrece una explicación poderosa para el fenómeno del apareamiento selectivo, la psicología ha estudiado este aspecto desde múltiples perspectivas que complementan y enriquecen nuestra comprensión. Estas explicaciones no son mutuamente excluyentes con la genética, sino que operan en diferentes niveles de análisis.

La hipótesis de la coincidencia

Una de las pioneras en el estudio de las relaciones, la psicóloga social Elaine Walster, propuso una teoría que fundamenta que las personas tienden a preferir y establecer relaciones con individuos que se asemejan a ellos en cuanto a nivel de atractivo físico. En un famoso estudio realizado en 1966, más de 700 jóvenes fueron emparejados de manera aleatoria para asistir a un baile. Aunque inicialmente las personas más atractivas recibieron mejores calificaciones independientemente de si eran similares a sus parejas, con el tiempo fueron las parejas más similares físicamente las que continuaron juntas.

La teoría psicoanalítica: Sigmund Freud argumentaba que la pareja suele replicar a la figura paterna o materna tanto en términos de carácter como de apariencia física. Según su teoría, un hombre tiende a buscar una pareja que se asemeje a su madre, mientras que una mujer busca a alguien similar a su padre. Aunque hay poca evidencia científica que respalde esta hipótesis de manera concluyente, muchos psicoanalistas consideran que esta preferencia por parejas que recuerdan a los padres es un proceso completamente subconsciente que se nutre de asociaciones con lo familiar y reconfortante.

El efecto de la convivencia: Una investigación publicada en la revista PLOS One sugiere que las parejas comienzan a parecerse cuando llevan mucho tiempo compartido. Los investigadores examinaron fotografías tomadas de personas al comienzo de su matrimonio y 25 años después, encontrando que la mayoría de los cónyuges habían desarrollado similitudes físicas con el tiempo. Esto se explicaría porque al convivir, las parejas adaptan rutinas de belleza, hábitos cotidianos y estilos de vida que, a largo plazo, generan ciertas similitudes físicas.

La "ilusión estética"

Algunos expertos sugieren que a veces pensamos que dos personas son parecidas porque hacen los mismos gestos, usan un tono de voz similar y comparten vocablos específicos. Esto genera una especie de "ilusión estética" que hace pensar que llevan un parecido físico mayor del que realmente tienen. Un caso de estudio entre la Boston University School of Health y la Universidad de California reveló que ambos miembros de la pareja no solo empiezan a mimetizarse con el tiempo, sino que en muchos casos fue precisamente su parecido inicial lo que les atrajo en primera instancia.

Evolución y adaptación: ventajas del apareamiento selectivo

Pareja jugueteando en la calle mostrando conexión y similitudes

El fenómeno del apareamiento selectivo no es un capricho de la naturaleza, sino que ha sido moldeado por la evolución por sus ventajas adaptativas. A lo largo de millones de años, los organismos que han desarrollado estrategias de apareamiento selectivo han tenido mayores probabilidades de dejar descendencia viable y exitosa.

Ventajas evolutivas del apareamiento selectivo

El apareamiento selectivo ofrece varias ventajas desde una perspectiva evolutiva. En primer lugar, facilita la compatibilidad entre parejas, lo que puede traducirse en relaciones más estables y duraderas. Esta estabilidad es particularmente importante en especies con cuidado parental prolongado, como los humanos, donde la cooperación entre los progenitores es crucial para la supervivencia de la descendencia.

Además, el apareamiento selectivo puede acelerar la adaptación a ambientes específicos. Cuando individuos con rasgos adaptativos similares se emparejan entre sí, aumenta la probabilidad de que estos rasgos se transmitan y se refuercen en la descendencia, permitiendo una adaptación más rápida a las condiciones ambientales.

Optimización de la inversión parental: En especies con cuidado parental prolongado como los humanos, el apareamiento selectivo puede optimizar la inversión parental. Cuando los progenitores comparten rasgos y valores similares, es más probable que cooperen eficazmente en la crianza de los hijos, maximizando así las posibilidades de supervivencia y éxito reproductivo de la descendencia.

Reducción de conflictos: Las parejas que son similares en términos de personalidad, valores y estilos de vida tienden a experimentar menos conflictos en su relación. Esta armonía relacional no solo beneficia a los progenitores, sino que también crea un ambiente más estable y saludable para el desarrollo de los hijos.

El equilibrio entre similitud y diversidad

La evolución parece haber encontrado un equilibrio delicado entre la atracción por lo similar (en rasgos físicos y de personalidad) y la atracción por lo diferente (en términos de sistema inmunológico). Este equilibrio permite tanto la compatibilidad relacional como la diversidad genética necesaria para la salud y la adaptabilidad de la descendencia. Es un ejemplo fascinante de cómo la naturaleza resuelve problemas complejos a través de mecanismos aparentemente simples pero profundamente efectivos.

Consecuencias genéticas: impacto en la diversidad

Pareja con atuendos similares mostrando conexión

El apareamiento selectivo no solo tiene implicaciones para las relaciones individuales, sino que también tiene consecuencias profundas a nivel poblacional. Cuando personas con rasgos similares se emparejan de forma sistemática, se crean subgrupos genéticos donde ciertas características se refuerzan, lo que puede influir en la diversidad genética de las poblaciones humanas y animales.

Formación de subgrupos genéticos

Una de las consecuencias más importantes del apareamiento selectivo es la formación de subgrupos genéticos dentro de una población. Cuando individuos con ciertos rasgos tienden a emparejarse entre sí, estos rasgos se concentran y refuerzan en ciertos linajes familiares. Este proceso puede llevar a una mayor estratificación genética dentro de una población, con grupos que comparten concentraciones más altas de ciertos alelos o variantes genéticas.

Reducción de la diversidad genética: En casos extremos, el apareamiento selectivo puede reducir la diversidad genética dentro de ciertos grupos. Esta reducción de la diversidad puede aumentar la vulnerabilidad a enfermedades genéticas y disminuir la capacidad de adaptación a cambios ambientales. Sin embargo, en la práctica, otros factores como la migración y el apareamiento con individuos de diferentes grupos tienden a contrarrestar este efecto.

Concentración de enfermedades genéticas: El apareamiento selectivo puede llevar a una mayor concentración de ciertas enfermedades genéticas en poblaciones específicas. Por ejemplo, en comunidades donde hay una preferencia cultural por emparejarse dentro del mismo grupo étnico o religioso, ciertas enfermedades genéticas pueden ser más prevalentes. Este fenómeno ha sido bien documentado en poblaciones judías ashkenazí con enfermedades como la enfermedad de Tay-Sachs.

Implicaciones para la genética de poblaciones

El estudio del apareamiento selectivo tiene importantes implicaciones para la genética de poblaciones y la comprensión de la evolución humana. Los investigadores utilizan modelos de apareamiento selectivo para predecir cómo las poblaciones cambiarán genéticamente con el tiempo y para entender los patrones de diversidad observados en diferentes grupos humanos. Además, el estudio del apareamiento selectivo puede ayudar a explicar por qué ciertas enfermedades o rasgos son más comunes en algunas poblaciones que en otras.

"El poder de este hallazgo está en su parsimonia: muestra que un fenómeno que ha desconcertado a los investigadores durante décadas puede entenderse a través de una explicación que se escondía a plena vista." - Kaitlyn Harper, Universidad de Queensland

Conclusión: El amor, una compleja interacción entre genes y entorno

Hombre sorprendiendo a una mujer con flores, mostrando romanticismo

El estudio de Harper y Zietsch, junto con otras investigaciones en el campo, nos revela que el amor y la atracción son fenómenos mucho más complejos de lo que podríamos imaginar. Lejos de ser simplemente una elección consciente o el resultado de presiones culturales, nuestra tendencia a elegir parejas que se parecen a nosotros parece estar profundamente arraigada en nuestra biología, escrita en nuestros genes.

Un mosaico de influencias

Es importante reconocer que el amor no puede reducirse exclusivamente a factores genéticos. Más bien, debemos entenderlo como un mosaico complejo de influencias biológicas, psicológicas, sociales y culturales. Los genes pueden predisponernos a ciertas preferencias, pero el entorno, las experiencias personales y las elecciones conscientes también juegan un papel crucial en la formación de nuestras relaciones.

El estudio de Harper y Zietsch no niega la importancia de factores sociales, culturales o emocionales en la atracción. Más bien, revela que, en el trasfondo, hay un mecanismo biológico que predispone nuestras elecciones de manera casi inevitable. Esta predisposición genética interactúa con otros factores para dar forma a nuestras decisiones y preferencias amorosas.

La paradoja de que nos atraen personas genéticamente similares en algunos aspectos y diferentes en otros (como el sistema inmunológico) es un recordatorio fascinante de la complejidad de la evolución. La naturaleza ha encontrado un equilibrio delicado que maximiza tanto la compatibilidad relacional como la diversidad genética necesaria para la salud y la adaptabilidad de la descendencia.

Implicaciones para el futuro

Los hallazgos sobre el amor genético tienen implicaciones profundas para nuestra comprensión de las relaciones humanas. Abren nuevas líneas para comprender la psicología evolutiva y los patrones de atracción, así como para explorar cómo se transmiten ciertas características en la población a lo largo del tiempo. Además, nos invitan a reflexionar sobre hasta qué punto nuestras elecciones "libres" están realmente influenciadas por factores biológicos de los que rara vez somos conscientes.

En última instancia, el estudio del amor genético nos recuerda que, incluso en uno de los aspectos más íntimos y personales de nuestras vidas, los genes también tienen voz. Pero lejos de disminuir la magia del amor, esta comprensión científica lo enriquece, revelando la extraordinaria complejidad de los mecanismos que nos impulsan a buscar compañía, intimidad y conexión con otros seres humanos.

"Lo valioso es la claridad del resultado: un fenómeno que parecía complejo puede explicarse con una regla simple y universal. Y, de paso, nos recuerda que incluso en el terreno del amor, los genes también tienen voz." - Kaitlyn Harper, Universidad de Queensland

La próxima vez que observes a una pareja y notes sus similitudes, o cuando descubras rasgos compartidos con tu propia pareja, recuerda que detrás de estas aparentes coincidencias hay millones de años de evolución y un intrincado baile de genes que nos impulsa a buscar conexiones significativas con otros. El amor, en toda su complejidad, es verdaderamente una de las manifestaciones más extraordinarias de la vida en la Tierra.

Publicado el 6/9/2025

Compartir este artículo: