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Europa en alerta: 16.500 víctimas del calor extremo

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Robinson Lalos
Editor Senior
Europa en alerta: 16.500 víctimas del calor extremo

"El calor extremo deja 16.500 víctimas en Europa este verano. Descubre cómo el cambio climático está afectando la salud y qué medidas se necesitan con urgencia.

Personas refrescándose en una fuente durante una ola de calor en Europa

El verano de 2025 ha dejado una marca indeleble en Europa, y no precisamente por sus días de sol y playa. Un reciente estudio revela una cifra escalofriante: 16.500 muertes adicionales atribuibles directamente al cambio climático. Estas no son simplemente estadísticas frías; son vidas humanas truncadas por un fenómeno que ya no podemos considerar como una amenaza futura, sino como una realidad presente y devastadora.

Una crisis silenciosa

Lo más alarmante de esta situación es que estas muertes no ocurrieron durante un evento catastrófico visible, como un huracán o un tsunami. Sucedieron de manera silenciosa, en hogares y hospitales, cuando las temperaturas extremas empeoraron condiciones de salud preexistentes. Como bien señalan los expertos, las olas de calor son "asesinas silenciosas" que rara vez aparecen en los certificados de defunción, pero que cobran miles de vidas cada año.

Este artículo profundiza en el estudio que ha cuantificado el impacto del cambio climático en la mortalidad europea este verano, analiza quiénes son los más afectados, explora las medidas de adaptación que se están implementando y reflexiona sobre qué futuro nos espera si no tomamos acciones urgentes y contundentes.

El estudio: 16.500 muertes atribuibles al cambio climático

Un análisis publicado recientemente por el Imperial College de Londres y la London School of Hygiene & Tropical Medicine ha puesto cifras concretas a un problema que muchos intuíamos pero pocos podían cuantificar. Según este estudio, el cambio climático fue responsable del 68% de las 24.400 muertes estimadas por calor este verano en 854 ciudades europeas.

Personas buscando refugio del calor bajo la sombra de los árboles

Los investigadores utilizaron modelos climáticos, datos meteorológicos, datos de mortalidad y métodos de investigación revisados por pares para calcular cómo el cambio climático influyó en las temperaturas de cada ciudad y afectó al número de muertes. Descubrieron que el cambio climático generó un aumento de la temperatura de hasta 3,6 grados centígrados en algunas áreas, lo que demuestra que incluso pequeños incrementos en la temperatura media pueden tener consecuencias devastadoras para la salud humana.

Metodología del estudio

Los climatólogos analizaron primero cómo había influido el cambio climático en las temperaturas diarias de cada ciudad. A continuación, los epidemiólogos examinaron investigaciones anteriores que muestran cómo cambia el número de muertes ante los cambios de temperatura en las 854 ciudades europeas estudiadas. A partir de ahí, calcularon cuántas personas habían muerto de calor este verano y cuántas habrían muerto si el verano no se hubiera calentado 1,3°C más de media.

Es importante destacar que el informe probablemente solo ofrece una instantánea del número real de muertes, ya que las ciudades analizadas solo representan alrededor del 30% de la población total de Europa. Esto sugiere que la cifra real podría ser aún mayor si se consideraran todas las regiones del continente.

"Puede que no parezca mucho, pero nuestro estudio demuestra que un cambio de unos pocos grados en el calor estival puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte para miles de personas". - Clair Barnes, investigadora del Centro de Política Medioambiental del Imperial College de Londres.

Impacto en la salud: Más allá de las cifras

Las olas de calor no matan directamente. En su lugar, exacerban condiciones de salud preexistentes, convirtiéndose en un factor desencadenante de problemas cardíacos, respiratorios o renales. Es por esto que muchas de estas muertes pasan desapercibidas en los registros oficiales, ya que se atribuyen a la causa subyacente y no al calor extremo que la precipitó.

Ciudad con espacios verdes para mitigar el calor urbano

El impacto del calor extremo en la salud humana es multifacético. Además de aumentar la mortalidad, las altas temperaturas también causan un incremento significativo en las hospitalizaciones, especialmente por deshidratación, insolación y agotamiento por calor. Los sistemas de salud de toda Europa se ven sometidos a una presión adicional durante los meses de verano, con un aumento de las urgencias y una mayor demanda de recursos médicos.

Efectos en la salud mental

Más allá de los efectos físicos, el calor extremo también tiene un impacto significativo en la salud mental. Varios estudios han demostrado que las altas temperaturas están asociadas con un aumento de los trastornos de ansiedad, depresión e incluso comportamientos violentos. El sueño interrumpido por el calor, la incomodidad física y el estrés térmico contribuyen a un deterioro del bienestar psicológico, especialmente en personas con condiciones de salud mental preexistentes.

Las consecuencias económicas también son considerables. Además de los costes directos asociados a la atención sanitaria, el calor extremo reduce la productividad laboral, especialmente en sectores que requieren trabajo al aire libre, como la agricultura y la construcción. Se estima que las pérdidas económicas anuales en Europa debido al calor extremo ya superan los miles de millones de euros.

Grupos vulnerables: Quiénes son más afectados

El calor no afecta a todos por igual. Como suele ocurrir con las crisis ambientales, existen claras desigualdades en la vulnerabilidad al calor extremo. El estudio identificó varios grupos que corren un riesgo significativamente mayor durante las olas de calor.

Personas mayores

Las personas mayores de 65 años, especialmente aquellas con más de 80, son el grupo más vulnerable. De hecho, más del 80% del exceso de muertes relacionadas con el calor se produjeron entre personas mayores de 65 años. Esto se debe a factores fisiológicos, como una menor capacidad para regular la temperatura corporal, así como a una mayor prevalencia de enfermedades crónicas. Se prevé que los mayores de 80 años constituyan el 15% de la población europea en 2100, lo que aumenta la preocupación sobre el impacto futuro del calor extremo.

Mujeres

El estudio también reveló una mayor vulnerabilidad de las mujeres frente al calor extremo. La tasa de mortalidad relacionada con el calor fue un 55% más alta en mujeres que en hombres. Esta diferencia puede atribuirse a factores fisiológicos, como una menor capacidad de sudoración en promedio, así como a factores socioeconómicos, como una mayor probabilidad de vivir solas o en situación de pobreza.

Otros grupos especialmente vulnerables incluyen a los niños pequeños, las personas con enfermedades crónicas (cardiovasculares, respiratorias, renales, diabetes), quienes trabajan al aire libre, las personas sin hogar y aquellos que viven en áreas urbanas densamente pobladas con escasa vegetación, donde se produce el llamado "efecto isla de calor urbano".

"Mientras las emisiones actuales siguen aumentando, son las generaciones mayores, muchas ya con una salud frágil, las que están pagando el precio más alto por nuestra inacción colectiva". - Akshay Deoras, científico investigador del Centro Nacional de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Reading.

Medidas de adaptación: ¿Qué estamos haciendo?

A pesar de la gravedad de la situación, no todo son malas noticias. Un estudio reciente reveló que las medidas de adaptación al cambio climático actuales, como los cambios de infraestructuras y de comportamiento de la ciudadanía, evitaron el 80% de las muertes atribuibles al calor en Europa en 2023. Esto demuestra que nuestras acciones pueden marcar una diferencia significativa.

Espacio verde urbano como medida de adaptación al calor

Espacios verdes urbanos

Una de las medidas más efectivas para combatir el calor en las ciudades es el aumento de los espacios verdes. Las zonas urbanas pueden ser hasta 10°C más calurosas que las rurales debido al efecto isla de calor urbano. Los parques, jardines, techos verdes y fachadas vegetales ayudan a reducir la temperatura ambiente, proporcionan sombra y mejoran la calidad del aire. Estudios muestran que los espacios verdes pueden enfriar la temperatura de la superficie de una ciudad en unos 3°C durante las estaciones cálidas.

Sistemas de alerta temprana

Muchos países europeos han implementado sistemas de alerta temprana para avisar a la población sobre olas de calor inminentes. Estos sistemas, combinados con planes de acción que incluyen la apertura de refugios climáticos, la revisión de personas vulnerables por parte de servicios sociales y la adaptación de los horarios laborales, han demostrado ser efectivos para reducir la mortalidad. Sin embargo, solo 20 de los 38 países europeos han implantado sistemas de vigilancia de la temperatura, lo que indica que aún queda mucho por hacer.

Otras medidas importantes incluyen la mejora de la eficiencia energética de los edificios, el diseño de infraestructuras que reflejen el calor en lugar de absorberlo, la adaptación de los horarios laborales y escolares para evitar las horas de mayor calor, y campañas de concienciación ciudadana sobre los riesgos del calor extremo y las medidas de protección personal.

El impacto del cambio climático en Europa

Para comprender mejor el impacto del cambio climático en Europa y las olas de calor, te invitamos a ver este video que explica cómo están cambiando las condiciones climáticas en el continente:

Perspectivas de futuro: ¿Podemos evitar más muertes?

Las proyecciones futuras son preocupantes. A menos que reduzcamos urgentemente las emisiones de gases de efecto invernadero, los esfuerzos de adaptación van a desempeñar un papel limitado en la mitigación de los riesgos del calentamiento global. Los científicos advierten que las olas de calor serán cada vez más frecuentes, intensas y prolongadas, superando nuestra capacidad de adaptación.

Un futuro más caluroso

Si la temperatura media mundial aumenta 3°C, se prevé que las sequías sean dos veces más frecuentes y las pérdidas anuales absolutas en Europa asciendan a 40.000 millones de euros al año. Las regiones del Mediterráneo y el Atlántico serán las más afectadas. Además, el cambio climático extenderá las zonas en riesgo de incendio forestal, y regiones que hoy en día no son propensas a los incendios podrían llegar a ser zonas de riesgo.

Soluciones a largo plazo

La adaptación por sí sola no será suficiente. Es necesario abordar la causa raíz del problema: las emisiones de gases de efecto invernadero. La Unión Europea se ha comprometido a reducir las emisiones en un 55% para 2030 y alcanzar la neutralidad climática en 2050. Estos objetivos, aunque ambiciosos, son necesarios para evitar un aumento catastrófico de las temperaturas y las muertes asociadas al calor extremo.

Europa es el continente que más rápido se calienta del mundo, y el calor es una amenaza creciente para su población, que envejece rápidamente. La combinación de una población cada vez más anciana y veranos cada vez más calurosos crea una "tormenta perfecta" que exige respuestas urgentes y coordinadas a todos los niveles: individual, local, nacional e internacional.

Conclusión: Un llamado a la acción urgente

La cifra de 16.500 muertes atribuibles al cambio climático en Europa este verano debería servir como una llamada de atención para todos nosotros. No se trata de una proyección futurista o una hipótesis lejana; es una realidad presente que está cobrando vidas humanas aquí y ahora. Cada grado de aumento en la temperatura media se traduce en miles de muertes adicionales, especialmente entre los más vulnerables de nuestra sociedad.

La adaptación no es suficiente

Aunque las medidas de adaptación han demostrado ser efectivas, reduciendo hasta un 80% las muertes potenciales, los expertos advierten que seguirán siendo insuficientes si no abordamos la causa raíz del problema. "La adaptación social al aumento de las temperaturas ha desempeñado un papel crucial en la prevención de la mortalidad en Europa, pero sigue siendo insuficiente", señalan los investigadores. Necesitamos una combinación de adaptación y mitigación para hacer frente a este desafío.

El cambio climático ya no es un problema que podamos posponer para las futuras generaciones. Es una crisis que está afectando nuestra salud, nuestra economía y nuestro bienestar aquí y ahora. Las 16.500 muertes este verano en Europa son un recordatorio brutal de que cada día de inacción tiene consecuencias reales y medibles en vidas humanas.

"Es otro recordatorio de que el cambio climático no es un problema que podamos abordar sin más en algún momento del futuro". - Clair Barnes, investigadora del Imperial College de Londres.

Como sociedad, debemos exigir a nuestros líderes políticas ambiciosas y acciones concretas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Como individuos, podemos contribuir adoptando estilos de vida más sostenibles y apoyando iniciativas que promuevan la resiliencia climática en nuestras comunidades. El tiempo para actuar es ahora, antes de que el próximo verano traiga consigo otra trágica cifra de muertes evitables.

Publicado el 17/9/2025

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